Dominus Tecum (D1M) (Público)
Dominus Tecum (D1M) (Público)
Et ingressus ad eam dixit: " Ave, gratia plena, Dominus tecum ".
El rumor del mar y la suave brisa de la mañana, mecían su cuerpo aún frágil. Los primeros pestañeos la trasladaron a lejanas tierras paradisíacas, tierras prometidas de las que tanto había oído hablar y, aún cuando se lo habían prohibido expresamente, de las que tanto había leído.
Ipsa autem turbata est in sermone eius et cogitabat qualis esset ista salutatio.
Los pájaros alzaban su canto mientras el olor de la naturaleza se mezclaba con la sangre y la salitre. Fátima alzó ligeramente la cabeza para observar que se encontraba en un lugar ajeno a todos los que conocía. Su cabeza se encontraba embotada y un fuerte dolor maltrataba su vientre. En el más reverencial de los silencios, la mujer trató de incorporarse en vano, pues dos pasos bastaron para que trastabillara y diera son su rostro sobre la fría roca. No entendía en qué lugar había terminado. En la distancia, pudo divisar los restos de un naufragio y, junto a uno de los árboles que más cerca tenía, había al menos dos varas de tela desgarrada, presumiblemente gran parte del velaje.
Las náuseas le sobrevinieron y su estómago se deshizo a través de su garganta.
Et ait angelus ei: " Ne timeas, Maria; invenisti enim gratiam apud Deum. Et ecce concipies in utero et paries filium et vocabis nomen eius Iesum.
Sus vómitos se mezclaban con el férreo sabor de la sangre. Con cada vez menos fuerzas, Fátima se levantó y caminó hacia el extremo de lo que parecía un barranco. Se agarró sobre una protuberancia en la roca y se sorprendió de lo pulida que parecía su superficie. No obstante, su atención se encontraba ahora sobre el cielo.
Sus ojos se empañaron en lágrimas. Podía sentir la presencia de Dios en aquella tierra. Sentía la sensación de que el mismísimo Todopoderoso le enviaba aquel regalo para los ojos en recuerdo de su compañía. En renovación del pacto que hiciera con los hombres siglos atrás tal y como rezaban las Sagradas Escrituras.
Hic erit magnus et Filius Altissimi vocabitur, et dabit illi Dominus Deus sedem David patris eius, et regnabit super domum Iacob in aeternum
Entonces, se percató. Era la única que había ascendido tan alto tras la sacudida del barco. Decenas de cuerpos habían quedado atrapados contra las duras rocas del barranco. Miles de huesos se habían partido contra las gruesas raíces de los árboles que ahora a ella la abrigaban. El dolor de contemplar a tantos compañeros sucumbir a las frías garras de la muerte, se hizo entonces fuerte en su espíritu y Fátima lloró. Su desconsuelo no tenía límites y el único apoyo que encontró fue la fría roca que acariciara instantes atrás. Aquella fría roca pulida que, aún cuando ella no se había percatado, representaba fielmente la más poderosa de las cruces.
et regni eius non erit finis ".
Fátima Alonso- Mensajes : 3
Fecha de inscripción : 28/06/2014
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